Rafa Pagán, MSc, PMP®, PMI-ACP, MCT, MCTS, MCITP, Comptia CTT+

Consultor Senior, Docente y Director de proyectos

 www.rafapagan.es

 

No cabe duda que nuestra profesión, la Dirección de Proyectos, es una sofisticación de un conjunto de situaciones que se han dado desde que existe el grupo humano.

Hasta finales de los años 60 era muy difícil encontrar algún profesional que se definiera o fuera definido por sus jefes y/o compañeros específicamente como Project Manager. Lo más probable es que, siéndolo ya por el trabajo y las responsabilidad que desempeñaba, fuera visto y se viera a si mismo como un estresado "apagafuegos" de la empresa que andaba metido en mil causas y guerras y al que se recurría porque tenía el "ingenio de aplicar el sentido común" (habilidad excepcional para aquellos que lo tienen como el menos común de los sentidos) aportando soluciones y respuestas brillantes a todo tipo de problemas y salvando a la empresa de situaciones embarazosas cada dos por tres.

Ese pobre hombre encorbatado que regresaba todos los días a su casa extenuado, comenzó a recibir el reconocimiento de sus superiores, los cuales comenzaron también a entender que aquellos "problemas y situaciones embarazosas" eran lo que hoy se conoce como "proyecto" y que su extenuado "salvador" encorbatado merecía un título rimbombante, algo así como Director de Proyectos, además de un aumento de sueldo. También se le animó a que perfeccionara sus procesos y métodos de trabajo, incorporándolo en formaciones sobre técnicas de dirección y, posteriormente, en formaciones sobre dirección de proyectos tal y como las conocemos actualmente.

Pero esta historia no comienza con la Era Industrial, sino mucho antes, exactamente con la evolución de la vida humana primitiva, incluso antes del Paleolítico, cuando hace 4 millones de años nuestros antepasados comenzaron a caminar erguidos sobre dos pies.

El primer simio bípedo y bimano bajó del árbol para hacer algo que antes no había hecho nunca ninguna otra criatura: utilizar sus manos para fabricar y transportar herramientas y usar éstas para satisfacer sus necesidades cotidianas. Nos encontrábamos en el "alba de la tecnología" como la define el excepcional antropólogo estadounidense Marvis Harris.

A ese hábilis (hombrecillo habilidoso) le faltaba sólo la corbata de nuestro actual PMP, sobre todo cuando entendió que su principal herramienta de caza no era la piedra con lascas ni el palo con punta de lanza, sino el grupo humano.

Cuando el hombre de las cavernas descubrió que "la unión hace la fuerza", comenzaron los proyectos y los equipos de dirección de proyectos.

Así es, los primeros proyectos fueron las batidas de caza. Hoy podríamos definirlas como "plan grupal con el fin de conseguir alimento para la comunidad". ¡Qué similar a la definición actual de proyecto!.

Y aunque subestimemos la capacidad intelectual de nuestros antepasados ya se aplicaban e integraban los 5 grupos de procesos de iniciación, planificación, ejecución, monitorización y control y cierre. Agruparse al acecho entre las sombras, permanecer de pie, armarse con palos, otear nerviosos, observar la sabana, las manadas visibles y a un lado la cría de gacela apartada de la protección materna. Rodearla ordenadamente para cerrar las posibles vías de escape, hacerse con ella, comérsela en grupo distribuyendo la presa con entusiasmo y un magnífico nivel de interacción social, silbar y aullar mientras ahuyentan a los ya cercanos buitres y chacales. Al término, buscar refugio en las ramas de los árboles más cercanos por si regresaran de nuevo los carroñeros...

Salvando las diferencias y que a mí, particularmente, me gustan más la fruta y la verdura, ¿quién no reconoce aquí un auténtico y completo equipo de dirección de proyecto?.

¿Y el líder?, en aquel momento de estricta selección natural en el que aún faltaban algunos millones de años para que surgieran las prestigiosas certificaciones del PMI, lo era el más fuerte, el más dotado, el más grande, el más habilidoso... ya sabes ¡un auténtico Project Manager Prehistórico!.