La profesión de Director de Proyectos es la más extraña que conozco. En general, el proceso que se sigue en otras profesiones es un camino en forma de escalera. Te vas formando, adquieres unos conocimientos, te vas formando,
empiezas con ejemplos en proyectos simulados, te vas formando, comienzas a poner en práctica tus habilidades, te vas formando, vas adquiriendo mayores responsabilidades, te vas formando...

Desde nuestros primeros años de vida podemos demostrar habilidades de liderazgo. Si observamos con detenimiento cómo actúan los niños en el colegio podemos fácilmente apreciar cómo, sin saber muy bien por qué, algunos toman el rol de líder del grupo. Nadie les ha explicado nada de gestión de proyectos, ni técnicas, ni procesos, pero todo el grupo los reconoce como tales.
Afortunadamente la carrera de los Directores de Proyecto no empieza ni termina en una época tan inicial de nuestra vida, pero sí que tiene ciertos paralelismos con nuestra carrera profesional.
Veamos el ejemplo de los requisitos exigidos para lograr la certificación PMP. Además de las 35 horas de formación sobre gestión de proyectos, exigen 4.500 ó 7.500 horas liderando o dirigiendo proyectos (dependiendo del tipo de estudios). Es decir, que solo cuando llevas al menos tres años trabajando con jefe de proyecto puedes optar a presentarte a la certificación PMP.
Muchos de nosotros hemos seguido este extraño camino para llegar a ser PMP. No hemos seguido un camino en forma de escalera, hemos ido dando saltos al vacío.