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  Jaime Chinchilla García

  Ingeniero Civil, Consultor y Project Manager

  Responsable área Admón Local G.I. Proyectos Públicos. 

 

Cada vez son más los proyectos que ejecutan las Administraciones Públicas con algún tipo de financiación europea, en virtud de la cual los mismos deben cumplir unos requisitos previos de viabilidad, alcance, planificación, control y seguimiento de costes, gestión de interesados, y sobre todo un retorno económico, social y medioambiental bien justificado ex ante. Para su gestión y dirección se establecen una serie de enfoques más profesionales y alineados con prácticas más propias del Project Management. Es tal el volumen actual de gestión de proyectos públicos con algún euro europeo, que la necesidad implantar para su gestión eficaz un enfoque más profesionalizado y estandarizado, es ya una realidad consciente para al sector público, que en muchos casos adoptan de facto prácticas de gestión pública más cercana a la Dirección Profesional de Proyectos que todos conocemos.

Como se sabe el Programa Marco de Fondos Europeos 2014-2020 es actualmente uno de los principales instrumentos de financiación de Proyectos Públicos, principalmente si nos referimos a proyectos de inversión. Se tratan de fondos que financian la mayoría de los proyectos públicos que ejecutan cada uno de los países miembro a través de sus Planes y Programas Operativos de desarrollo y crecimiento. El 75% de estos fondos son gestionados directamente por sus gobiernos nacionales, regionales y municipales a través de Proyectos. España tiene asignado un presupuesto de más de 53.000 millones de euros, de los cuales más de 15.000 millones salen del propio presupuesto nacional. Nótese que es un presupuesto de inversión total mayor que al de varios Ministerios para el mismo periodo.

Pues bien, aunque este artículo no trata de analizar cómo se reparten los fondos de inversión (FEDER, FEADER, etc.) o los distintos instrumentos financieros (Horizonte 2020, Life+, etc.) de Proyectos Públicos, sí que cabe poner en contexto las políticas de gasto, gestión y los ejes prioritarios en que deben impactar. Casi el 50 % de dichos fondos van destinados a Programas e Infraestructuras de Crecimiento Inteligente e Integrado y un 37 % a Desarrollo Sostenible. Hay una clara vocación y prioridad por proyectos eficaces y de justificado retorno.

De los once objetivos prioritarios  en que se descompone básicamente las Estrategia Europa 2020 cabe señalar el de la necesidad de mejorar las Administraciones Públicas a través de la gestión de proyectos públicos de manera más eficiente, mejorando entre otros la gestión de las partes interesadas, de los requisitos y de su retorno. Se pone especial énfasis en objetivos de proyecto más claros y cuantificables para que exista una mayor rendición de cuentas y de lecciones y buenas prácticas aprendidas. La nueva política europea en materia de inversiones viene a admitir la necesidad de profesionalizar la dirección de proyectos y buscar la eficacia e impacto social de todos ellos.

Como se sabe el objetivo esencial de la gestión de proyectos es controlar las distintas  variables del proyecto (tiempo, coste, calidad, alcance, riesgos, etc.) y tomar las mejores decisiones posibles a fin de que el proyecto se concluya con éxito para todas las partes interesadas. Como ya habremos advertido muchos, el nuevo modelo de gestión y financiación europea está llevando poco a poco la gestión y dirección de proyectos en el sector público a otro nivel más profesional y alineado con metodologías y buenas prácticas de reconocimiento internacional.

Además dichos proyectos públicos con dinero europeo deben tener:

  • Enunciado del alcance de trabajo claro y consensuado con los stakeholderes y ciudadanos de manera anticipada
  • Una estructura organizacional de gestión de proyecto eficaz y nítida.
  • Plan de gestión, sus líneas base y la EDT (paquetes de trabajo).
  • Definición clara de los criterios de aceptación de los entregables, los objetivos del proyecto y de su producto o resultado.
  • Un seguimiento y control (y posible auditoría) muy estrictos.
  • Un Control de Cambios muy restrictivo junto a una Gestión de Riesgos previa muy exigente.
  • Un mejor acoplamiento y coordinación de su gestión con la del contrato público correspondiente
  • Deben tener un claro y verificable retorno social, medioambiental y económico ex ante y ser replicables y/o escalables como buena práctica.

Esta vocación y apuesta europea por la eficacia y eficiencia está haciendo que el resto de los proyectos públicos se vean contaminados positivamente con características distintivas y procesos propios más cercanos a la teoría del Project Management. Esta necesidad derivada de la búsqueda de mejores resultados de la gestión conlleva a su vez que la mayor parte de la planificación se lleve a cabo en una fase temprana y por tanto de definir el Plan de Gestión del Proyecto como instrumento que garantice la consecución de los objetivos.

Además para muchos programas y estrategias promovidos por las administraciones públicas con financiación europea obligan al beneficiario a montar un departamento responsable o PMO de control de gestión y cumplimiento de los requisitos del proyecto como ocurre, por ejemplo, con los proyectos que formen parte de las EDUSIs municipales. De hecho dichos proyectos deben gestionarse previamente con la definición de un “Manual de Procedimientos” que bien podría asimilarse en muchos aspectos a lo que conocemos como Plan de Gestión del Proyecto.

Los Consultores y Project Managers que trabajamos con el Sector Público, sabemos de la falta de tradición que el Project Management como disciplina profesional de gestión de proyectos tiene en España. Sin embargo, la mayor necesidad (y oportunidad) de disponer de capacidad de gestión a nivel profesional a raíz de los requisitos europeos, está obligando al sector público a profesionalizar la gestión de sus proyectos, y no solo los que lleven fondos europeos sino trasladar la cultura y el modelo de gestión europeo al resto de sus proyectos.

No obstante, los proyectos públicos tienen una serie de características que hacen que su gestión sea especialmente compleja y venga condicionada por elementos exógenos al proyecto, pero que gracias a las obligaciones europeas y necesidad de financiarse cada vez más de manera externa poco a poco están cambiando, toda vez que la nueva era digital, la colaboración público-privada, las nuevas tecnologías, la administración y gobiernos electrónicos, entre otros cambios, están imponiendo una gestión más profesional por parte de los organismos públicos promotores.

De hecho este nuevo enfoque europeo tiene su eco en la nueva Ley de Contratos del Sector Público, y los futuros pliegos de contratación pública se verán impregnados de dicho enfoque, e introduciéndose en la cultura del Project Management. Es un proceso que se presume lento pero por suerte por parte de muchos responsables públicos ya son conscientes y están tomando en práctica.

La cada vez mayor exigencia de los ciudadanos sobre los servicios y proyectos públicos está llevando, sin duda, al sector a centrarse en aspectos internos de gestión para lograr una mayor eficacia y eficiencia. En una época además en que hay una clara caída de los ingresos públicos debido a otros modelos productivos que se están imponiendo (economía digital) y que dejan menos dinero vía impuestos, junto con una necesidad de austeridad presupuestaria y reducción del gasto público “improductivo”.

En definitiva, la gestión de proyectos con algún tipo de financiación europea está teniendo un impacto positivo en la profesionalización de la dirección de proyectos en el sector público, ya que están obligando a buscar y ofrecer un mejor modelo de gestión pública más eficaz y eficiente, más integrado y transparente, y para ello la dirección profesional de los proyectos públicos es la mejor garantía, como se está comprobando, para conseguirlo.