María Elena Fernández Jaén, PMP

Directora de Proyectos

A veces, me pregunto si estamos en un tópico cuando escuchamos que el éxito de nuestros proyectos que nos toca dirigir es cumplir exclusivamente con ese triangulo denominado “triple restricción”: alcance, tiempo y costo.

Pienso que existen determinadas ocasiones en las que podemos encontrarnos en un riesgo si nos aferramos exclusivamente a los tópicos, y debemos evaluar otros aspectos.

Tener que cumplir con la triple restricción, para poder declarar un proyecto como exitoso, puede ser un estado ideal, pero a veces lo ideal no es lo razonable y es difícil de conseguir; y en ocasiones nos tenemos que conformar con cerrar el proyecto y haber superado todas las vicisitudes que habitualmente aparecen a lo largo del ciclo de vida de cualquier proyecto.

En esa razón, es posible que puedan existir circunstancias en las que se pueda declarar un proyecto como ÉXITO; como por ejemplo, cuando se cierra por ser difícil conseguir algunos aspectos de esa triple restricción, y se desea evitar pérdidas al comprobar que el producto resultante no posee la calidad ni utilidad esperada, es decir, no tiene un futuro claro.

Esa situación, ¿es realmente un éxito o un fracaso?

Debemos ser realistas y no hacer depender la declaración de un proyecto como un caso de éxito por el hecho de tener cumplidos los tres aspectos básicos: alcance, tiempo y coste. Existen proyectos que, bien por su complejidad o bien por su nivel estratégico dentro de una organización, puede ser suficiente el que se cumpla completamente con uno o dos de los aspectos que componen esa triple restricción, y si también añadimos la satisfacción del cliente y la ausencia de riesgos importantes podemos asegurar que esos proyectos han sido un éxito; sencillamente por ser casos de mejora por solucionar problemas o por la implantación de alguna herramienta tecnológica.Así mismo, no debemos olvidar la gestión de cambios; un cambio que sea aprobado es positivo y contribuye al éxito del proyecto.

En definitiva, cuando nos veamos obligados a plantear el cierre de un proyecto, deberíamos preguntarnos ¿Es lo razonable?

Si la respuesta es afirmativa, es muy probable que ese proyecto sea un candidato a poder ser declarado como éxito.